miércoles, 8 de agosto de 2012

Utilizar alimentos contra el dolor menstrual: ¿Qué causa el dolor?


La mayoría de mujeres experimentan dolor menstrual. En casi un 15% de los casos, este dolor es suficientemente intenso como para interferir, durante uno o más días al mes, en su trabajo y otras actividades. 

La mayoría de mujeres experimentan dolor menstrual. En casi un 15% de los casos, este dolor es suficientemente intenso como para interferir, durante uno o más días al mes, en su trabajo y otras actividades.[1] Algunas veces, el dolor disminuye tras haber dado a luz, pero para muchas mujeres continúa.[2]
En los años 60, se hizo evidente que algunos químicos llamados prostaglandinas constituían una parte central del problema. Estos químicos se componen de residuos de grasa almacenados en las membranas celulares y provocan la inflamación. También toman parte en la contracción muscular, la constricción de los vasos sanguíneos, la formación de coágulos y el dolor.
Poco después de que comience el periodo, las células endometriales que forman las paredes del útero fabrican una gran cantidad de prostaglandinas. Cuando estas células se rompen durante la menstruación, las prostaglandinas se liberan. Estas, estrechan los vasos sanguíneos en el útero y hacen que las capas de músculo del mismo se contraigan, causando así calambres de dolor. Algunas de estas prostaglandinas se introducen en el flujo sanguíneo, causando dolor de cabeza, nauseas, vómitos y diarrea. [2]
Algunos investigadores han medido los niveles de prostaglandinas producidos por las células endometriales y han averiguado que estos son más altos en las mujeres que sufren dolores menstruales que en las que no los sufren. Esto ayuda a explicar el por qué los medicamentos antiinflamatorios no esteroides (NSAIDS) funcionan frente al dolor menstrual. El ibuprofeno (Motrin), el naxopreno (aleve) y otros NSAID reducen la producción de prostaglandinas. Se ha demostrado que este tipo de medicamentos reducen el flujo menstrual, lo que puede que reduzca también el dolor. [3]

Alimentos contra el dolor

Puede que haya un acercamiento más básico. En lugar de centrarse en las prostaglandinas, podría ayudar concentrarse en las ‘fabricas’ celulares que las crean. Los anticonceptivos orales reducen la producción de prostaglandinas al inhibir el crecimiento de la capa celular endometrial. Como resultado, el 90% de mujeres que toman anticonceptivos orales experimentan una reducción del dolor menstrual.4 Sin embargo, puede que la dieta sea capaz de conseguir lo mismo.
En cada uno de los ciclos menstruales mensuales, la cantidad de estrógenos en el cuerpo de una mujer, sube y baja. Los estrógenos son células sexuales femeninas, un tipo de fertilizante hormonal que hace crecer las células del cuerpo. Los estrógenos son los responsables del desarrollo del pecho en la pubertad y, cada mes, hacen que las paredes del útero se hagan más gruesas como anticipo al embarazo.
Una medición del nivel de estrógenos en la corriente sanguínea de una mujer en el momento en el que su periodo finaliza y comienza un nuevo ciclo, nos demuestra que el nivel de estrógenos experimenta un  aumento gradual. Durante más o menos dos semanas, aumenta hacia sus niveles máximos y entonces, alrededor del momento de la ovulación, desciende rápidamente. Los niveles de estrógenos aumentan de nuevo en la segunda mitad del mes y vuelven a disminuir justo antes del inicio del siguiente periodo. El útero deshecha su revestimiento en el fluido menstrual, acompañado de calambres de dolor.

Como los alimentos cambian las hormonas

La cantidad de estrógenos en la sangre de una mujer se reajusta constantemente. Una dieta baja en grasas y alta en fibra puede reducir significativamente el nivel de estrógenos.[5] Investigadores del cáncer se han interesado enormemente en este fenómeno ya que, reducir el nivel de estrógenos en la sangre ayuda a reducir el riesgo de padecer cáncer de pecho.[6] Menos estrógenos significa menos estimulación en el crecimiento de células cancerígenas.
Si una mujer con una dieta occidental, reduce a la mitad la ingesta de grasas, sus niveles de estrógenos serán alrededor de un 20% más bajos.[7] Si se reduce más todavía la ingesta de grasas, el descenso en los niveles de estrógenos será mayor, lo cual significa un cambio favorable ya que unos niveles más bajos de hormonas tendrán un efecto menor en las células uterinas. Adicionalmente al descenso de los estrógenos, una dieta baja en grasas puede ser también beneficiosa dado que las verduras altas en fibra, las alubias, las frutas y los cereales integrales, ayudan al cuerpo a eliminar estrógenos.
Los estrógenos son normalmente extraídos del flujo sanguíneo por el hígado, el cual los envía a través de un pequeño tubo llamado conducto hepático, al tracto intestinal. Allí, la fibra los absorbe, como si de una esponja se tratara, y los transporta fuera del organismo junto con otros desechos. Cuanta más fibra haya en nuestro organismo, mejor será el funcionamiento de nuestro ‘sistema de deposición de estrógenos’ natural. Los productos de origen animal no contienen fibra. Cuando la dieta de un individuo consiste, de forma predominante, en productos de origen animal tales como pollo, pescado o yogurt, puede que no se cubran las necesidades diarias de fibra. Los resultados pueden ser desastrosos. Los estrógenos sobrantes, que deberían unirse a la fibra y abandonar nuestro organismo, regresan al flujo sanguíneo. Este ‘reciclaje’ hormonal, aumenta la cantidad de estrógenos en la sangre. Sin embargo, la reabsorción de estrógenos puede bloquearse con la fibra contenida en cereales, verduras, alubias y otros alimentos procedentes de las plantas.
Así pues, evitando productos de origen animal y aceites añadidos, la producción de estrógenos se reduce. Remplazando el pollo, la leche desnatada, y otros alimentos carentes de fibra, por cereales, alubias y verduras, la eliminación de estrógenos aumenta. En un estudio de investigación publicado en Obstetricia y Ginecología en febrero del 2000, [8] una dieta vegana baja en grasas redujo de forma significativa el dolor y el síndrome premenstrual de muchas mujeres. El cambio de dieta fue diseñado para dos cosas. La primera, eliminó todas las grasas animales y casi todos los aceites vegetales. La segunda, su hincapié en los alimentos basados en plantas se tradujo en un aumento de fibra en la dieta.

Poner los alimentos a trabajar

La clave para el éxito es seguir la dieta estrictamente para que sus efectos beneficiosos se hagan evidentes en uno o dos ciclos.

Toma mucho:
  • Cereales integrales: arroz integral, pan de grano integral, avena, etc.
  • Verduras: brócoli, espinacas, zanahorias, boniatos, coles de Bruselas, etc.
  • Legumbres: alubias, guisantes y lentejas.
  • Fruta.

Evita completamente:
  • Productos de origen animal: pescado, aves de corral, carnes, huevos y productos lácteos.
  • Aceites vegetales añadidos: aderezos para la ensalada, margarina y todos los aceites para cocinar.
  • Alimentos grasos: donuts, patatas fritas, patatas chip, mantequilla de cacahuete, etc.
Esto parece un cambio significativo, y de hecho lo es. Sin embargo, a pesar de que todo el mundo se siente un poco perdido durante los primeros días, prácticamente todos hacen el cambio en dos semanas. Los que mejor lo pasan, son aquellos que experimentan con nuevos alimentos y productos y cuentan con el apoyo de amigos y familiares en sus casas.
A medida que los beneficios se hacen notar – dolor menstrual reducido, pérdida de peso y aumento de la energía – la mayoría de mujeres encuentran los cambios en la dieta tan gratificantes que desearían haberlo probado antes. Es importante evitar los productos de origen animal y los alimentos grasientos de forma absoluta. Incluso cantidades aparentemente pequeñas de estos a los largo del mes pueden causar más síntomas al final. [8]
Asegúrate de elegir alimentos lo más naturales posible, arroz integral en lugar de arroz blanco y pan integral en lugar de pan blanco, para que preserve toda su fibra.
Sigue este experimento al pie de la letra durante uno o dos ciclos y observa lo que puede hacer. El poder de los alimentos quedará demostrado de una forma muy diferente.

Referencias

  1. Kataoka M, Togashi K, Kido A, et al. Dysmenorrhea: evaluation with cine-mode-display MR imaging-initial experience. Radiology. 2005;235:124-31.
  2. Proctor M, Farquhar C. Diagnosis and Management of Dysmenorrhoea. BMJ. 2006; 332:1134-1138.
  3. Durain D. Primary dysmenorrhea: assessment and management update. J Midwifery Womens Health. 2004;49:520-8.
  4. Hendrix SL, Alexander NJ. Primary dysmenorrhea treatment with a desogestrel-containing low-dose oral contraceptive. Contraception. 2002;66(6):393-399.
  5. Bagga D, Ashley JM, Geffrey SP, et al. Effects of a very low fat, high fiber diet on serum hormones and menstrual function. Implications for breast cancer prevention. Cancer. 1995;76:2491-6.
  6. Wu AH, Pike MC, Stram DO. Meta-analysis: dietary fat intake, serum estrogen levels, and the risk of breast cancer. J Natl Cancer Inst. 1999;91(6):529-34.
  7. Prentice R, Thompson D, Clifford C, Gorbach S, Goldin B, Byar D. Dietary fat reduction and plasma estradiol concentration in healthy postmenopausal women. J Natl Cancer Inst. 1990;82:129-34.
  8. Barnard ND, Scialli AR, Hurlock D, Bertron P. Diet and sex-hormone binding globulin, dysmenorrhea, and premenstrual symptoms. Obstet Gynecol. 2000;95(2):245-50.

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